Aproximadamente el 80 % de las embarazadas, consumen por prescripción médica los más variados medicamentos. Los analgésicos y antipiréticos no parecen tener efecto sobre el feto, incluso se deben utilizar en casos de fiebre puesto que esta sí puede afectar.
Los antibióticos en cambio dependiendo de cuál se administre sí que pueden perjudicar el desarrollo de la gestación, los tuberculostáticos y la estreptomicina son ototóxicos, las sulfamidas pueden ocasionar retraso en el crecimiento… etc. La medicación para la epilepsia puede causar retraso mental en el feto y los inmunosupresores, retraso psicomotor.
Así mismo se deben evitar los sedantes y antidepresivos, los anticoagulantes y los antidiabéticos orales. Cuando se toman derivados del ácido retinoico hay que advertir a la paciente del riesgo que supone para el feto en caso de quedarse embarazada.
Respecto a las vacunas deberían hacerse antes del embarazo, y en todo caso solo se administran en esta época, las vacunas con gérmenes muertos y los toxoides. Si se trata de la vacuna contra la rubeola está absolutamente contraindicada, y se debe esperar al menos 2 ó 4 meses después de la vacuna para quedarse embarazada. Respecto a la vacuna antirrábica, dada la gravedad de la enfermedad, deberá utilizarse en caso necesario, y por último respecto a la antitetánica, estará aconsejada incluso en algunos casos.
Respecto a los tóxicos, uno de relevancia es el mercurio, que puede contaminar alimentos como el pescado, y produce graves lesiones neurológicas. Otro tóxico habitual, el alcohol, puede producir el Síndrome alcohólico fetal, por lo que debe desaconsejarse el consumo de bebidas alcohólicas durante el embarazo.
El 30-50 % de los hijos de madres alcohólicas durante el embarazo, resultan afectos con mayor o menor intensidad; el enanismo y el déficit mental es frecuente.
Respecto al tabaco, está ampliamente demostrado que los hijos de madres fumadoras, presentan al nacimiento un peso inferior.
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