El magnesio regula la diástole y la relajación muscular e interviene en la coagulación sanguínea y en la tensión muscular. Se encuentra en la miel, nueces, atún y otros pescados y en los vegetales verdes.
El hierro, bien conocido se encuentra principalmente en la hemoglobina y sirve para el transporte de oxígeno, su carencia produce anemia, debilidad, uñas frágiles.
El yodo es imprescindible para el buen funcionamiento del tiroides y es fundamental en el crecimiento. Se encuentra en los pescados y setas. El cobre, presente en la soja y en las nueces, es importante para la coloración de la piel y el pelo, cuando consumimos altas dosis de zinc, esto inhibe la absorción del cobre. El cobalto, el cromo y el calcio, también son importantes y su carencia provoca un retardo en el crecimiento.
El zinc por otro lado ayuda en la digestión de los carbohidratos y en el proceso de cicatrización de las heridas y quemaduras. Está en la cerveza y en el pescado. El selenio, cuya carencia provoca partos prematuros, actúa sinérgicamente con la vitamina E.
El manganeso presente en la piña, hígado y yema de huevo, es necesario para el desarrollo normal del esqueleto y su falta se ha visto que da lugar a pérdidas de oído.
Por último nombrar el níquel que interviene en el crecimiento y se encuentra en el chocolate y las nueces.
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