La anamnesis es muy importante para valorar la sintomatología y así hacer un buen diagnóstico, esta también detecta factores de riesgo como el caso de otros familiares con la enfermedad. En el estudio se incorporan también pruebas como el TAC o la RMN, sobre todo para descartar la presencia de patología vascular o en caso de que se hallen por ejemplo infartos cerebrales se toman las medidas oportunas. Encontramos pérdidas de memoria, aunque no todos los trastornos de este tipo implican que se padezca la enfermedad.Además aparece también un deterioro cognitivo en los enfermos de Alzheimer, con deterioro del lenguaje de forma precoz, de las habilidades mentales y de la percepción.
En las fases iniciales de la enfermedad suele haber un componente depresivo en el paciente. Para obtener una valoración exacta de la situación mental del paciente existen diversas escalas de medidas, que aunque no tienen valor diagnóstico, si nos dan buena información de la evolución de la enfermedad. Existe un test muy conocido en que se le dice al paciente que dibuje un reloj y según el patrón que usa se determina el mayor o menor grado de deterioro mental.
Hoy en día existen tratamientos farmacológicos que mejoran, no curan pero tratan la enfermedad y mejoran la sintomatología, entre estos se encuentran los antidepresivos y tranquilizantes. Nunca hay que olvidar en estos casos la medidas de educación y apoyo a la familia.
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