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Sobre las trombosis venosas superficiales

El diagnóstico es básicamente clínico, gracias a:
- una correcta anamnesis, y
- una exploración física enfocada.
Como en el 90% de los casos se trata de una varicoflebitis, en la anamnesis el paciente nos
explicará una historia de varices, posiblemente con episodios inflamatorios previos. En la exploración, observaremos una zona localizada, frecuentemente en la cara interna de la pierna, con inflamación (dolor, calor y rubor), con la palpación de un “cordón” indurado donde previamente había una variz.
Este recorrido podría afectar también a las venas tronculares, las safenas, por lo que podríamos hallar un recorrido ascendente hacia sus zonas de drenaje (los cayados).
El diagnóstico diferencial se hará con otras causas de inflamación como linfangitis, celulitis, dermatitis, eccemas, picaduras, etc.
Para poder confirmar este diagnóstico la prueba de elección será el Eco-Doppler, en el que se apreciará el recorrido de la vena sin flujo sanguíneo en su luz y sin posibilidad de comprimir ésta al apretar con el transductor.
Gracias a esta exploración podremos descartar complicaciones como la aproximación o la invasión de este trombo hacia el sistema venoso profundo, lo que haría modificar o extremar el control y seguimiento.
Otras pruebas invasivas como la flebografía no serán necesarias en estos casos ya que la clínica y el Eco-Doppler son suficientes.
En casos de reincidencia de los cuadros o en casos de presentarse en venas supuestamente sanas, será necesario investigar la posible causa como pueden ser:
- alteraciones hematológicas,
- enfermedades del colágeno,
- causas metabólicas, etc.
Prevención y tratamiento
Como hemos comentado, el 90% de las tromboflebitis superficiales se presentan en venas previamente varicosas, las varicoflebitis. Por ello, todas las medidas profilácticas que se utilizan en el caso de pacientes que sufren insuficiencia venosa crónica se pueden aplicar como profilaxis de estos procesos trombóticos:
- las medidas higiénico-dietéticas,
- las medidas de compresión con vendas o medias elásticas, y
- los fármacos adecuados.
A pesar de estos consejos, la principal acción para evitar la aparición de varicoflebitis es la cirugía de las varices. Esta cirugía no se podrá realizar en la fase activa de la varicoflebitis y será preferente cuando haya pasado ésta.
Las tromboflebitis causadas por venopunciones y/o infusiones endovenosas han de prevenirse con una buena técnica para intentar no alterar la continuidad de la vena.
También se ha de intentar tener en cuenta las sustancias que se introducen, reconociendo las más irritantes, para así modificar la velocidad de infusión y disminuir el riesgo de daño endotelial (por ejemplo, soluciones con potasio).
En los casos que estén causadas por fenómenos paraneoplásicos, enfermedades del tejido conectivo u otras, es esencial el tratar la enfermedad de base para evitar la aparición o reaparición de estos procesos. En el caso de alteraciones sanguíneas de la hemostasia, puede estar indicada la anticoagulación vitalicia.
En estos pacientes se extremarán las medidas de profilaxis que ya se realizan en cualquier paciente ante situaciones de riesgo (por ejemplo, ante cirugía).
Algunos autores justifican la cirugía profiláctica con ligadura del cayado de forma urgente para evitar esta complicación, aunque la mayoría de autores, basándose en la evidencia científica optan por el tratamiento no agresivo con antiinflamatorios, heparinas de bajo peso molecular y vendaje elástico.
Este cuadro inflamatorio irá disminuyendo a lo largo de los días (más o menos una semana), quedando una zona amoratada, no dolorosa pero sí indurada, que tardará bastante más tiempo en desaparecer (alrededor de 1-2 meses).
Las complicaciones más frecuentes y peligrosas de las tromboflebitis superficiales son las trombosis venosas profundas por progresión de este trombo hacia el sistema venoso profundo.
Ello se debe al estado de hipercoagulabilidad local que crea el trombo ya formado (el trombo predispone a la formación de más trombo). Por ello, ante la posibilidad de proximidad del trombo a los cayados de las safenas, es imprescindible extremar los controles y el tratamiento.
Tras un correcto diagnóstico de tromboflebitis, el tratamiento variará dependiendo de la extensión y localización del mismo. Si la tromboflebitis se localiza en la zona del cayado de la safena interna o externa, se tendrá que realizar el mismo tratamiento que si se tratara de una trombosis venosa profunda, con descoagulación del paciente a dosis plenas de heparina fraccionada o heparina de bajo peso molecular. Este tratamiento no deshace el trombo y lo que hace es evitar la progresión de éste.
En todos los tipos de tromboflebitis superficiales, sea cual sea la localización y la extensión, el tratamiento que se ha de realizar es el normal para cualquier tipo de inflamación: antiinflamatorios y analgesia.
Los antiinflamatorios pueden ser orales (ibuprofeno, diclofenaco, etc.) o tópicos (hielo, agua de Burow, etc.).
La analgesia es la habitual en cualquier tipo de cuadro, según la intensidad del dolor.

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